Durante una reunión informativa del Consejo de Seguridad, la jefa interina de Asuntos Humanitarios, Joyce Msuya, rechazó la posible presentación de cargos contra los funcionarios en manos de los rebeldes mientras su labor es cada vez más necesaria.
El país de Medio Oriente, advirtió, lucha contra la crisis alimentaria y un devastador brote de cólera.
De acuerdo con la titular, en agosto el número de personas sin alimentos suficientes se disparó a niveles sin precedentes mientras que los índices graves de privación de alimentos se duplicaron en las zonas controladas por el denominado movimiento Ansar Allah.
Ese contexto exige una solución ampliamente demandada por la ONU: un alto el fuego inmediato y una desescalada regional para detener este conflicto que se está extendiendo, reclamó por su parte el enviado especial del organismo para Yemen, Hans Grundberg.
El funcionario pidió al Consejo “enviar un mensaje claro” para apoyar una desescalada.
Según cifras del organismo, más de 720 personas han fallecido en Yemen a causa del cólera, mientras que más de 203 mil casos se consideran sospechosos.
El país permanece sumido en un conflicto de más de una década entre las fuerzas gubernamentales y los rebeldes hutíes, que ha provocado un colapso económico y una de las principales crisis humanitarias del planeta.
Como consecuencia, más de la mitad de su población -cerca de 18 millones de personas- necesita ayuda humanitaria para sobrevivir.
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