El titular del Interior, Juan José Santiváñez, anunció que la Policía detuvo al personaje en el distrito limeño de San Juan de Lurigancho y añadió que se trata del segundo jefe de los alzados que operan en un agreste territorio del centro del país y que tenía tres requisitorias (órdenes de captura).
De inmediato se plantearon dudas y contradicciones por parte de periodistas y entendidos en el grupo armado en torno a la detención de Iván, hermano de Víctor Quispe Palomino, quien encabeza a la citada agrupación ilegal, durante una operación de control de identidad en el distrito limeño de San Juan de Lurigancho.
La primera contradicción señalada por los discrepantes es el hecho de que Iván Quispe no figura en ninguno de los organigramas policiales sobre la cúpula de los remanentes.
Además, el canal N de televisión por cable verificó en el registro de requisitorias y encontró que no había ninguna contra el detenido, quien tras ser capturado declaró brevemente a la prensa que estaba seguro de que volvería pronto a su casa.
Pese a ello, el primer ministro, Gustavo Adrianzén, insistió al final el día en la versión oficial y dijo que la detención de quien calificó como “un líder terrorista” se logró en una operación en el marco del estado de emergencia decretado para ese y otros 13 municipios limeños.
El hecho, agregó, demuestra que el estado de emergencia, criticado porque no frena el desborde de la delincuencia y los diarios asesinatos, es una medida acertada.
Sostuvo que la captura tiene un profundo significado y aludió a los cuestionamientos sobre el tema, al afirmar que hay «una profunda mezquindad que niega que esto pueda considerarse un éxito”.
El especialista en los remanentes alzados Pedro Yaranga, coincidió con el ex ministro del Interior Rubén Vargas, en señalar que Iván Quispe fue integrante de los remanentes hasta hace una década, cuando abandonó el grupo junto a su madre y una hermana y, si bien enfrenta procesos en libertad, lleva una vida normal.
Yaranga consideró un grave error del ministro del Interior afirmar que el preso es además el número dos del grupo alzado, lo cual, sostuvo, es falso, aunque un comunicado del mismo organismo lo situó involucrado en la década pasada en una columna armada hoy desaparecida.
Vargas pidió a Santiváñez “que se calme, respire hondo y converse con la Dirección policial Contra el Terrorismo” y se informe sobre Iván Quispe y señaló que su detención fue un abuso de autoridad.
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