La cita, que reunió a figuras como la expresidenta de Liberia y Premio Nobel de la Paz 2011, Ellen Johnson Sirleaf; las exmandatarias de Etiopía, Sahle-Work Zewde, y de la República Centroafricana, Catherine Samba-Panza y la expresidenta de la Comisión de la Unión Africana, Nkosazana Dlamini-Zuma, prevé este sábado abordar el tema.
Mensajes de solidaridad y trabajos en grupo marcan la última jornada, luego de que la víspera varios paneles intercambiaran sobre la participación de las mujeres en los procesos de paz.
En los debates, el enviado especial del presidente de la Comisión de la Unión Africana y jefe de la Misión de la Unión Africana (UA) para África Central y Oriental, António Egídio de Sousa, significó que la violencia sexual y basada en género contra las mujeres es usada como un arma de guerra.
Al abordar la situación en la República Democrática del Congo (RDC), se refirió a que son ellas y los menores de edad quienes más sufren por los desplazamientos debido a los conflictos, una cuestión que se debe atender diferenciadamente.
“Hablamos de millones de personas desplazadas, y no una, sino varias veces”, dijo la jefa de la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en la RDC (Monusco), Bintou Keita.
Añadió que al hablar del conflicto en el este de la RDC es preciso entender que son tres provincias las afectadas, con dinámicas y grupos rebeldes diferentes en acción.
Estos elementos conceden una mayor importancia a la representación femenina, tanto a nivel comunitario y local, como nacional, en los procesos de solución y pacificación.
Las acciones para apoyar a estas mujeres en medio de la guerra para que tengan acceso a los servicios básicos, y a las que son víctimas de violencia, así como el impacto de los conflictos en el empoderamiento económico femenino fueron otros asuntos debatidos durante la jornada.
Los participantes hicieron alusión a la necesidad de preparar a las fuerzas de defensa y seguridad para el trabajo en estas zonas, además de condenar a aquellos militares que cometen actos de violencia contra las mujeres.
También abogaron por un mayor control de las armas en el continente y un mayor compromiso de los países productores con la suspensión del envío de material bélico y de mercenarios.
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