Por Fausto Triana
«Admitiendo que existe cierta riqueza en algunos de mis lienzos, no dudaría en abandonar la pintura si mi expresión tuviera que manifestarse por otra vía. Así que, para expresar la forma a veces recurro a la escultura, que me permite en lugar de situarme frente a una superficie plana, girar alrededor del objeto y conocerlo mejor», reflexionaba hace un siglo.
De esta idea, básicamente, nace la propuesta de la Fundación Canal de España de la exposición “Matisse Metamorfosis. Esculturas y dibujos”, instalada en Madrid hasta enero de 2025, con el apoyo del Museo Matisse de Niza, el Kunsthaus Zürich y de Manifesto Expo.
Actualmente se exhiben 33 de las 84 esculturas concebidas por el artista francés, precursor del movimiento “fauvista”, con influencias de Van Gogh y Gauguin, de algún modo identificado con Renoir y Cézanne, y en desarrollo paralelo a Picasso.
«Hice esculturas porque lo que me interesaba de la pintura era poner en orden mi mente (…). Se trataba de ordenar mis sensaciones, de encontrar un método que me conviniera plenamente. Cuando lo encontré en la escultura, lo apliqué a la pintura. (…)», reflexionó en una ocasión al crítico suizo Pierre Courthion.
Fue un exquisito creador de pinturas, dibujos, collage y esculturas, estas últimas en formato pequeño porque según su parecer, representaban un desafío concebirlas al detalle desde distintas posturas.
Se aprecian en la Sala Mateo Inurria de la Fundación Canal siluetas de brazos alargados que desaparecen sin manos, perfiles pulimentados de esculturas despojadas casi en su totalidad de las formas anatómicas, líneas y volúmenes que revelan su aproximación a Rodin (Auguste).
Hay figuras agachadas o sentadas, tumbadas, brazos levantados, con el diálogo permanente de la pintura y la escultura, abstracciones, también en sus retratos de esposas y modelos, o los motivos y variaciones.
Desnudo de pie (Katia)/La cintura rota/El plátano de sombra, conservada como su última escultura, inspirada en la modelo Carmen Leschennes, desliza una cintura rota durante su ejecución que Matisse decidió respetar, como prueba de la validez de las imperfecciones humanas en todos los ámbitos.
Pequeño torso acurrucad y Pequeño desnudo acurrucado con un brazo, bronces de 1908, con el desnudo encogido en una pose que dibuja el cuerpo sobre sí mismo en el espacio.
La muestra se acompaña de fotografías y documentos de la época, además de dos esculturas de Aristide Maillol.
Matisse (Francia, 1869-1954) estaba en un constante estudio del cuerpo humano, del desnudo y la naturaleza, comentó Eva Tormo, directora gerente de la Fundación Canal.
Las siluetas y los perfiles angulosos de sus esculturas son perceptibles en la exposición, dominada por mujeres de pequeño formato, que le sirven para estudiar el cuerpo humano y experimentar con sus formas para luego aplicarlo a su pintura, apuntó la comisaria asociada de la muestra, Popy Venzal.
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