“Gracias a México por su acompañamiento permanente en esta larga carrera de fondo por la libertad, por haber elevado su apoyo mientras otros daban señales de desistimiento, se dejaban influir o simplemente les pudo el agotamiento”, expresó el diplomático.
Catalogó las relaciones como “especiales, de cariño, cercanía y mucha solidaridad, pero también de apego irrestricto e invariable a principios cardinales como la autodeterminación, la no intervención, la solución pacífica de controversias”, la lucha por la paz y la protección de los derechos humanos.
Por otra parte, señaló que “dos premisas continúan estando hoy inapelables: el Sahara occidental es un territorio pendiente de descolonización, cuyo pueblo tiene el inalienable derecho a la autodeterminación e independencia, conforme a la resolución 1514” de la ONU y otros documentos.
Consideró “inadmisible que en el cuarto decenio de la eliminación del colonialismo consintamos sin más seguir hipotecando nuestro futuro por la delirante aventura de nuestro” vecino “del norte (Marruecos), que a base de libelos medievales, quiere expandir su reino de miedo” a costa del territorio de sus vecinos.
A su juicio, resulta fundamental seguir apostando por la defensa del derecho internacional humanitario en los territorios militarmente ocupados del Sahara occidental y mantener una actitud de firmeza en contra del expolio de sus recursos naturales, en especial de sus fosfatos.
Denunció que estos últimos son utilizados como moneda de cambio por la potencia ocupante para influir de manera escandalosa en posiciones de algunos gobiernos.
En un breve comentario a Prensa Latina, el presidente del Consejo Nacional de la República Árabe Saharaui, Hamma Salama Ali, presente también en el encuentro, destacó la unidad interna de su pueblo y aseveró que la cuestión del Sahara está hoy “en todos los ámbitos y en todos los frentes”.
Al hacer uso de la palabra, el director general para África, Asia Central y Medio Oriente de la Secretaría mexicana de Relaciones Exteriores, José Octavio Tripp, señaló que la situación territorial del Sahara lleva más de 60 años en las discusiones de distintos órganos de Naciones Unidas, ciertamente sin avances sustantivos.
Reiteró el exhorto de México “para una solución justa y duradera, pero también mutuamente aceptable sobre la cuestión del Sahara occidental, que conduzca finalmente a la libre determinación del pueblo saharaui, de conformidad con las resoluciones pertinentes de la Asamblea General y del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas”.
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