Es necesaria “una acción coordinada para enfrentar el desempleo, la desigualdad y los impactos del cambio climático”, expresó el funcionario, al hacer uso de la palabra en las reuniones anuales del Grupo del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional en Washington, Estados Unidos.
La cooperación internacional no solo es beneficiosa, también resulta esencial para crear un futuro laboral más equitativo y sostenible, subrayó el directivo, citado en una nota informativa de la OIT.
En tal sentido, destacó la creación en noviembre de 2023 de la Coalición Mundial por la Justicia Social, compuesta actualmente por unos 300 socios, incluidos más de 85 gobiernos y 40 organizaciones internacionales.
Según afirmó, la Coalición está impulsando acciones concretas para aliviar la pobreza y promover la justicia social, pese a la persistencia de desigualdades sistémicas y complejos retos económicos.
Por las estimaciones de la OIT, la tasa de desempleo mundial será del 4,9 por ciento en 2024 y 2025, con una desigual distribución de las brechas laborales, pues las mujeres y los países en desarrollo en particular se enfrentan a importantes desafíos, ejemplificó la fuente.
“Aunque observamos algunas tendencias positivas en determinadas economías, la infrautilización de la mano de obra sigue siendo generalizada”, consideró Houngbo, quien exhortó a concentrar los esfuerzos en crear empleos de calidad y extender la protección social, especialmente en las naciones subdesarrolladas.
En opinión del directivo, hay una necesidad crítica de aumentar la financiación y la inversión en protección social, educación, sanidad y políticas de empleo.
“La Ayuda Oficial al Desarrollo, particularizó, sigue siendo crucial, especialmente para los países africanos que se enfrentan a importantes déficits de financiación para garantizar la protección social universal.”
Asimismo, abogó por reformas en la arquitectura financiera internacional, la adopción de herramientas de financiación innovadoras y una mejor coordinación con los gobiernos para garantizar que la ayuda al desarrollo se ajuste a las prioridades nacionales.
Recomendó, además, la introducción de cambios en los mecanismos de gestión de la deuda, en correspondencia con las necesidades de desarrollo a largo plazo de los países muy endeudados.
Esto, apuntó, permitirá a las naciones invertir en trabajo decente y justicia social al tiempo que se restablece la salud fiscal.
“Reforzando nuestra cooperación internacional y centrándonos en la justicia social, podemos crear un mundo del trabajo más resistente, equitativo y sostenible”, resumió.
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