De acuerdo con la autoridad, desde hace un mes no se oye el sonido de los disparos en todo el territorio.
“Desde Maboya, Kisalala, Kainama, Eringeti, Kyavinyonge, Mutwanga y Kamango, todavía no he recibido noticias de ninguna incursión, aunque en años pasados nunca pasé tres horas en mi despacho sin recibir un mensaje sobre una incursión”, refirió Ehuta Omeanga, según la Agencia Congoleña de Prensa.
Añadió que las patrullas se llevan a cabo todos los días, junto con las fuerzas de Uganda, y destacó la voluntad de la dirección del país de erradicar a las Fuerzas Democráticas Aliadas (ADF), principal grupo armado que sembraba el terror en esa región.
“Las cosas van bien en materia de seguridad”, afirmó el administrador militar del territorio de Beni.
Las fuerzas armadas de la RDC y el ejército ugandés llevan a cabo operaciones conjuntas desde finales de noviembre de 2021 para neutralizar a las ADF, y a inicios de este mes decidieron continuar con ese trabajo conjunto.
Fruto de este esfuerzo el pasado 18 de octubre anunciaron la neutralización de dos líderes del grupo armado. Según el portavoz del sector operativo Sokola 1 Grand Nord, coronel Mak Hazukay, ambas fuerzas lograron reducir a los comandantes de las ADF Mzee Mussa y Djaffar, alias Muhadari, considerados como actores clave en las acciones de ese grupo rebelde.
Estos jefes eran responsables de identificar localidades en las que organizar sus incursiones, en el caso de Mussa, mientras que reabastecer a los hombres era tarea de Muhadari.
Las provincias de Ituri y Kivu Norte se enfrentan desde hace varios años al activismo de estos rebeldes, quienes suelen atacar durante la noche poblaciones civiles, asesinar personas, quemar viviendas y saquear poblados y hospitales.
De acuerdo con un reporte de la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en la RDC (Monusco), solo en el mes de junio se le atribuyen a ese grupo la muerte de 272 civiles.
El terror que ocasionan sus ataques provocan con frecuencia desplazamientos de la población y el abandono de las zonas agrícolas, pues otra práctica común es el asesinato en medio de los campos de cultivo o el secuestro de personas.
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