Se registraron 360 asaltos contra los campesinos durante la temporada de recolección de aceitunas, y los ataques se concentraron en Naplusa, Hebrón, Ramala, Salfit, Belén y Tulkarm, aseguraron las fuentes.
Hubo también 245 actos de sabotaje y robo por parte de los colonos que fueron protegidos por las fuerzas israelíes, así como se bloqueó el acceso de decenas de campesinos a sus tierras y propiedades.
Por otro lado, mil 401 árboles fueron arrancados, entre ellos mil 339 olivos en las gobernaciones de Hebrón, Naplusa, Ramala, Belén, Salfit y Qalqilya.
Las entidades palestinas afirmaron que la rabia del ocupante hacia la temporada de recolección de olivos es porque la considera una muestra de la relación original entre el ciudadano palestino y la tierra, y es por ello, hace todo lo posible para perturbar este fuerte vínculo mediante planes declarados para controlar la geografía palestina.
La insistencia de los palestinos y su apego a sus tierras frustraron los planes premeditados de los colonizadores y mostraron que los dueños de la tierra no se rinden ante del terrorismo y no dan marcha atrás.
Por otro lado, las autoridades de ocupación se apoderaron de casi nueve hectáreas de tierras palestinas en las gobernaciones de Jerusalén, Jenin y Salfit, en virtud de órdenes militares encaminadas a imponer nuevas realidades y con pretextos relacionados con la seguridad.
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