Durante una reunión con los estados miembros de Naciones Unidas, el representante aseguró que 123 millones de personas en el planeta fueron obligadas a abandonar sus hogares en buena medida a causa de las guerras en curso en Medio Oriente o Sudán.
“Las consecuencias humanitarias son abrumadoras y requieren apoyo internacional urgente”, reconoció Grandi.
Cerca de 470 mil personas en Líbano han cruzado a Siria en las últimas semanas mientras que en Sudán la situación también ha alcanzado niveles críticos, advirtió.
En esa nación africana, más de 11 millones de personas fueron desplazadas desde que comenzó el conflicto hace 18 meses.
“Las condiciones en Sudán son indescriptibles: violencia desenfrenada, atrocidades sexuales, hambruna, inundaciones, enfermedades. Estamos presenciando en tiempo real el colapso de la infraestructura social de una nación”, lamentó.
Grandi pidió un nuevo enfoque en materia de protección de fronteras contraria a la actual postura de muchos gobiernos que intentan externalizar o suspender el asilo.
Esas medidas no sólo son ineficaces, sino que además violan sus obligaciones jurídicas internacionales.
Entre otras propuestas, el alto representante abogó por buscar oportunidades en los países de origen para fortalecer la resiliencia de las comunidades en riesgo de desplazamiento climático.
El contexto actual demanda oportunidades para ampliar los programas de estancia legal y regularización en los países de asilo o tránsito, creando acceso a los servicios y al empleo, dijo.
Asimismo, apostó por establecer más vías para que las personas puedan moverse legalmente y con seguridad.
“Debemos ser capaces de actuar juntos incluso en tiempos difíciles”, insistió el alto funcionario al llamar a la solidaridad internacional con las personas desplazadas y apátridas en todo el mundo.
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