Tras una reciente visita al vecino Char, Dominique Hyde, director de Relaciones Externas del organismo, expresó profunda preocupación luego de que más de tres millones de personas fueron obligadas a huir del país en busca de seguridad.
«Ha sido más de un año y medio de sufrimiento inimaginable, atrocidades brutales y violaciones generalizadas de los derechos humanos», dijo el enviado.
Cada día, cada minuto, miles de vidas son destrozadas por la guerra y la violencia, lejos de la atención del mundo, lamentó con un llamado a la acción.
Hyde relató ataques contra personas por cuestiones étnicas, con hombres y niños asesinados y quemados, o mujeres violadas mientras intentan huir.
«La gente me decía una y otra vez que recordaba los cuerpos que veían abandonados en la carretera mientras huían», describió.
Ante las enormes necesidades, la Acnur y sus socios lograron reubicar a más de 370 mil refugiados en Chad en seis asentamientos de nueva construcción y 10 extensiones de instalaciones preexistentes.
Sin embargo, otras decenas de miles de familias siguen esperando esa oportunidad para empezar de nuevo.
A juicio de Hyde, el éxodo desde Sudán ejerce una presión adicional sobre las naciones vecinas para que presten asistencia a todos los que necesitan refugio y servicios básicos.
Desde Sudán del Sur, Etiopía, Egipto o la República Centroafricana han ido más allá de sus posibilidades, no solo proporcionando seguridad a las personas para huir, sino también ofreciendo una oportunidad a los refugiados para que comiencen a reconstruir sus vidas mientras están en el exilio, consideró.
Se trata de la peor crisis de protección civil del mundo en décadas, pero el mundo no está prestando atención, insistió.
Cifras de la Acnur estiman que solo en octubre, unos 60 mil sudaneses llegaron a Chad tras una escalada de los combates en Darfur y el retroceso de las aguas.
La ciudad fronteriza de Adre, que solía albergar a 40 mil personas, ahora resguarda a unos 230 mil refugiados sudaneses, muchos en condiciones adversas a la espera de ser reubicados tierra adentro.
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