El ministro de la embajada de ese país asiático, Tsukasa Hirota, y Hernández Galindo conversaron con el periódico sobre la complicada pero fructífera travesía narrada en Los samuráis de México: La verdadera historia de los primeros inmigrantes japoneses en Latinoamérica.
La edición de la obra, escrita en español y japonés, estuvo a cargo de la Universidad de Kyoto Seika, mientras de la ilustración se ocupó Konohana Sakuya, y de la publicación, el Kyoto International Manga Museum.
Un manga es una historieta japonesa que se caracteriza por el predominio de la imagen sobre el texto, y se conoce así en el contexto occidental. En Japón, la palabra manga se utiliza para referirse a las historietas en general.
La historia alude al arribo del grupo Enomoto, conformado por 36 jóvenes, como parte de un programa para plantar café en la zona cercana al Soconusco, un proyecto organizado durante el periodo Meiji (1868-1912).
Quedamos maravillados al saber de estos primeros inmigrantes que no la pasaron nada bien a su llegada: fueron abandonados por el proyecto por el que venían, no habían hecho investigaciones sobre el terreno en el estado de Chiapas y, para colmo, no tenían muchos recursos, dijo Hirota.
El ministro aseguró que la obra hermanaría más a los dos pueblos, pues ambas sociedades son luchadoras y perseverantes.
“Cuando abrimos las puertas al resto del mundo en el siglo XIX, Japón y México realizaron el tratado de Amistad y Comercio; esto fue un parteaguas, debido a que fue el primero que tuvieron ustedes con un país asiático, y para nosotros fue el primero que tuvimos con una nación no asiática”, apuntó.
Por su parte, Hernández Galindo, investigador de la dirección de Estudios Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia, y académico experto en la migración japonesa a México, catalogó esta historia como un claro reflejo de la gran hermandad entre los dos países.
lb/las