De acuerdo con el ente, el país nórdico perdió alrededor de un millón de turistas al año y miles de millones de dólares en ingresos.
Las ciudades fronterizas con la Federación de Rusia se centran cada vez más en el efecto negativo de la decisión de las autoridades de cerrar el puesto de control, debido a la supuesta amenaza de un abundante flujo de inmigrantes.
En el este de Finlandia la ausencia de turistas ha provocado pérdidas en los sectores de la restauración, la hostelería, la ropa y la venta de alimentos.
Los finlandeses también se quejaron de la imposibilidad de reunirse con familiares que viven en Rusia.
Incluso los medios de comunicación han sugerido que Helsinki decidiría abrir al menos un puesto de control fronterizo a principios de 2025.
El periódico Ilta-Sanomat informó que las autoridades podrían emprender un experimento de este tipo ya en invierno.
Sin embargo, actualmente está vigente la decisión tomada el 15 de abril de cerrar completamente la frontera hasta nuevo aviso.
Los guardias fronterizos finlandeses informan que la situación allí está en calma.
Helsinki acusó a Moscú de enviar intencionalmente a solicitantes de asilo a la frontera.
El secretario de prensa del presidente ruso, Dmitry Peskov, declaró que la posición rusofóbica de Finlandia es profundamente lamentable.
La representante oficial del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, María Zajárova, destacó que los finlandeses politizan la situación problemática que ellos mismos crearon y no están interesados en una solución práctica al problema en la frontera.
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