La cifra se suma a los más de 11 millones de civiles obligados a abandonar sus hogares desde que estalló el conflicto entre las Fuerzas Armadas Sudanesas y las paramilitares de Apoyo Rápido, hace 19 meses.
De acuerdo con el organismo, la gran mayoría de los recientes desplazados huyeron a los estados vecinos de Gedaref y Kassala.
Según datos de Naciones Unidas, desde septiembre pasado, los picos de violencia en la nación empujaron a 70 mil personas a la zona de Koulbous, donde el Programa Mundial de Alimentos (PMA) proporciona insumos y apoyo nutricional.
La reapertura en agosto del cruce de Adré, fronterizo com Chad, resulta vital para esa labores.
El PMA confirmó en recientes reportes que una “nueva e importante oleada de convoyes” está llegando a regiones de difícil acceso para evitar la propagación de la hambruna en Sudán.
La agencia aseguró que el número de recién llegados de Sudán a Chad se triplicó entre septiembre y octubre, lo que eleva a casi 1,3 millones el número de refugiados que se encuentran actualmente en el vecino país.
Por primera vez en meses, varios convoyes del PMA con ayuda alimentaria se dirigen a Zamzam, donde se confirmó niveles de hambruna, y a Kadugli, en Kordofán del Sur, zonas que han quedado en gran medida aisladas.
Las negociaciones al respecto garantizan la apertura del cruce durante tres meses más a partir del 15 de noviembre.
Más de cinco mil 600 toneladas métricas de alimentos del PMA –suficientes para casi medio millón de personas– han cruzado a la región de Darfur a través de Adré desde agosto.
Sin embargo, la ONU estima que 25,6 millones de personas, más de la mitad de la población, padecen inseguridad alimentaria aguda, el mayor índice jamás registrado en el país.
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