Tal caso vuelve a la agenda del Supremo en el plenario virtual, formato de deliberación en el que los ministros presentan sus votos en una página electrónica de la corte.
El tema llegó al juzgado después de la decisión del Superior Tribunal de Justicia (STJ) que determinó el cumplimiento, en Brasil, de la pena por el crimen cometido en Italia.
Los abogados cuestionan la legalidad del arresto del exjugador, realizado en marzo después que el STJ decidiera que debía cumplir la sentencia en territorio nacional.
Ante los hechos, la defensa de Robinho activó el Supremo con dos habeas corpus, un tipo de proceso en el que se pide la libertad de personas detenidas.
Poco después de la determinación del STJ, el primero fue presentado. El segundo, cuando el tribunal publicó los detalles de su decisión.
El juicio de las dos solicitudes comenzó en septiembre. Al comienzo del análisis, el ministro Luiz Fux votó por el rechazo de las dos demandas.
Relator de los casos, Fux entendió que no hubo ilegalidad en la determinación de cumplimiento inmediato de la pena por el STJ.
«No se vislumbra violación, por el Superior Tribunal de Justicia, de normas constitucionales, legales o de tratados internacionales, para caracterizar coacción ilegal o violencia contra la libertad de locomoción del paciente, tampoco violación de las reglas de competencia jurisdiccional», concluyó.
Acompañó la posición de Fux el ministro Edson Fachin. Una solicitud de más tiempo de análisis del magistrado Gilmar Mendes interrumpió el análisis del caso.
El juicio en el entorno virtual está previsto para tener lugar entre el 15 y 26 de noviembre.
La decisión será tomada por el plenario de la corte, formado por 11 ministros.
Si rechaza la solicitud de la defensa, el STF mantendrá el arresto del exjugador. Si se entiende que los argumentos de los abogados son válidos, Robinho podría ser liberado y permanecer en libertad hasta la conclusión del litigio legal que involucra la validación de la condena italiana.
La trasgresión del exatleta contra una joven albanesa ocurrió en un club nocturno en Milán (Italia), en 2013.
Nueve años después, la justicia del país europeo castigó a Robinho en última instancia y el dictamen del STJ hace que cumpla la sanción en el gigante sudamericano.
Italia llegó a solicitar su extradición. Sin embargo, la Constitución brasileña no prevé la posibilidad de entrega de ciudadanos natos. La nación europea pidió así la transferencia de la sentencia.
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