El mandatario, de discursos cortos y con preferencia por videos de Tik Tok, arriba al aniversario de su mandato con cifras de popularidad que van en caída.
Encuestadoras, como Comunicaliza, hace unos meses le daban más de un 50 por ciento de aprobación y en octubre indican que perdió seis puntos de aceptación de cara a la reelección en 2025.
Evidencia de ello son las recientes protestas, pues en apenas una semana hubo dos manifestaciones contra el gobernante.
La violencia, el crimen organizado, el alza de impuestos, el fin de subsidios a los combustibles, el asalto a una embajada, el enfrentamiento con su vicepresidenta, Verónica Abad, así como los apagones de hasta 14 horas por día han sido el sello del último año en esta nación andina.
El joven mandatario tomó las riendas de un país con niveles de inseguridad sin precedentes y en enero pasado decretó la existencia de un conflicto armado interno en medio de una serie de actos violentos, incluido el asalto a un canal de televisión durante una transmisión en vivo.
En un contexto de pánico Noboa hizo una especie de declaración de guerra interna contra las bandas criminales y desde entonces ha emitido una serie de estados de excepción donde, entre otras medidas, militarizó las cárceles.
Si bien cifras oficiales apuntan a una reducción de los homicidios en un 18 por ciento respecto a 2023, son recurrentes las noticias de secuestros, extorsiones y asesinatos.
Tras el discurso gubernamental de mano dura contra el crimen también crecen las denuncias por parte de organizaciones y activistas nacionales e internacionales sobre violaciones a los derechos humanos.
Un punto de inflexión en el actual periodo presidencial fue cómo el 5 de abril, Noboa ordenó asaltar la embajada de México en Quito para detener al exvicepresidente Jorge Glas, a quien el entonces presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador concedió asilo como perseguido político.
Ese hecho, repudiado por la comunidad internacional, derivó en un litigio legal con demandas en la Corte Internacional de Justicia de La Haya entre México y Ecuador, y la ruptura de relaciones diplomáticas con México, Venezuela y Nicaragua.
En materia económica, en los últimos 12 meses se destacan la firma de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) por cuatro mil millones de dólares, el alza del Impuesto al Valor Agregado (IVA) del 12 al 15 por ciento y la eliminación de los subsidios de las gasolinas de bajo octanaje.
Todas esas medidas son cuestionadas por sectores sociales de oposición que no ven en ellas una solución a los problemas de los ecuatorianos, sino una reducción de su poder adquisitivo.
A eso se suman los prolongados cortes eléctricos que tuvieron una primera temporada en abril y el 23 de septiembre regresaron de manera continua hasta hoy con pérdidas de hasta siete mil 500 millones de dólares para los sectores comercial e industrial.
Entretanto, el pulso con su vicepresidenta, Verónica Abad, “le ha costado puntos al mandatario, no solo entre la clase política, sino también entre movimientos sociales y la sociedad civil, así como ha llamado la atención de la comunidad internacional”, señaló el portal digital Primicias.
Para los ecuatorianos Noboa tiene asuntos pendientes y apenas le quedan seis meses de Gobierno si no resulta reelecto en febrero de 2025.
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