Permítanme ser claro. Esto no es una broma. Ya no es un discurso normal. Esto es una amenaza directa a nuestra democracia, a nuestro gobierno y a la seguridad de nuestro país, advirtió Romualdez en su discurso durante la sesión plenaria de la Cámara.
Este fin de semana la vicepresidenta Sara Duterte anunció expresamente que contrató a un asesino para atacar al presidente Marcos, a la primera dama Louise Araneta Marcos, y al propio titular del Parlamento Romualdez.
El titular de la Cámara calificó el ultimátum de Duterte de «alarmante y sin precedentes», y señaló que socava la confianza pública en la gobernanza y el Estado de derecho.
Esa declaración no solo es imprudente, sino también peligrosa. Envía un mensaje escalofriante a nuestro pueblo, un mensaje de que quienes ocupan posiciones de poder pueden contemplar la violencia. Esto no es sólo una afrenta a las personas que son objeto de la agresión, es un ataque a los cimientos mismos de nuestro gobierno, apuntó.
Romualdez instó a los legisladores a tratar las declaraciones del vicepresidente con seriedad y no solo como «mera retórica», al tiempo que pidió rendición de cuentas.
La gravedad de una confesión de ese tipo exige rendición de cuentas. Exige respuestas. Exige que nosotros, como representantes del pueblo filipino, adoptemos una postura para proteger nuestra democracia de todas y cada una de las formas de amenaza, dijo.
También expresó su preocupación por el supuesto uso indebido por parte de Duterte de 612,5 millones de pesos filipinos (10,4 millones de dólares) en fondos confidenciales y de inteligencia para la Oficina del Vicepresidente y el Departamento de Educación durante su mandato como secretaria (ministra de Educación).
Romualdez abordó igualmente la confesión de Duterte de que estaba conspirando para destruir la preparación de las elecciones presidenciales de 2028.
Este lunes la Cámara de Representantes de Filipinas adoptó la resolución No. 2092, que expresa el «apoyo inquebrantable e incondicional» de esa instancia al presidente Ferdinand Marcos Jr., en medio de «comentarios peligrosos» que amenazan la democracia en el país.
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