De acuerdo con la alerta de esa agencia, se trata de un alza sin precedentes en medio de la escalada de violencia en la nación caribeña.
Los niños representan actualmente hasta la mitad de todos los miembros de las pandillas, y su reclutamiento está impulsado por la pobreza generalizada, la falta de educación y el colapso de los servicios esenciales, dijo el organismo en un comunicado divulgado aquí.
El caos y el horror se han convertido en parte de la vida cotidiana como resultado de ese contexto, dijo al respecto la directora ejecutiva de Unicef, Catherine Russell.
«Los niños y niñas de Haití están atrapados en un círculo vicioso, reclutados por los mismos grupos armados que están alimentando su desesperación, y el número va en aumento», agregó.
Solamente en Puerto Príncipe, 1,2 millones de ellos viven bajo la amenaza constante de la violencia armada.
A la par, se estima que el 25 por ciento de los 703 mil desplazados internos son menores que viven en condiciones terribles y expuestos a múltiples amenazas.
Ese deterioro de la situación de seguridad provoca un fuerte aumento de la violencia contra las poblaciones más vulnerables, entre ellas, las mujeres y menores de edad.
La violencia sexual y las violaciones se han vuelto desenfrenadas, de acuerdo con los informes las Naciones Unidas, que indican que el número de niños expuestos a la violencia sexual se ha multiplicado por diez solo este año.
Como respuesta, la Unicef inició varias iniciativas que incluyen la formación de las fuerzas de seguridad y las organizaciones de la sociedad civil sobre las medidas de protección de la infancia, así como brindar atención a ex niños soldados, junto con apoyo psicosocial y servicios de reunificación familiar.
La agencia pidió nuevamente a todas las partes en Haití priorizar la protección de la infancia, apoyar la liberación inmediata de los menores reclutados y garantizar que sus derechos sean fundamentales en cualquier acuerdo.
«Los niños en muchas partes de Haití están sujetos a atrocidades que ninguno debería tener que experimentar», reclamó al respecto Russell al recordar que la actual situación «los deja con cicatrices psicológicas y emocionales que podrían perseguirlos toda la vida».
ro/ebr