Lo creemos presente en Baní, cuna del Generalísimo Máximo Gómez, donde Fidel (Castro) expresó la idea que luego materializó de construir un politécnico que lleva el nombre del dominicano-cubano, apuntó Morales en nombre de los estudiantes de la misión diplomática de Cuba en esta nación caribeña.
Hoy los funcionarios de la embajada de Cuba y sus familiares recordaron el legado del estadista en el octavo aniversario de su desaparición física.
En la ocasión, Morales expresó que Fidel “nos sigue impregnando de ese espíritu soñador de cuando visualizó escuelas donde había cuarteles; centros científicos en momentos en los que parecía imposible; consultorios médicos para las familias, escuelas de cine y de deporte, entre otras muchas obras para el pueblo”.
Manifestó que las nuevas generaciones de cubanos tienen el compromiso de aportar a la construcción del país que Fidel siempre quiso, así como de continuar el legado del hombre que luchó desde su juventud por la Revolución.
Mientras, el vicecónsul Noel Piloto, manifestó que Fidel es faro de luz para Cuba y el mundo, y vivirá siempre en el recuerdo de su pueblo.
Recordó a Frei Betto, teólogo e intelectual brasileño, quien expresó: “Con Fidel (Castro) muere el último gran líder del siglo XX; el único que sobrevivió al éxito de su propia obra: la Revolución cubana”. “Creo que Fidel murió feliz por la coherencia de su vida”.
“Fidel Castro, abundó Betto, fue un hombre que, estemos o no de acuerdo con sus ideas y posiciones, convirtió a Cuba en una nación soberana, que ocupa un territorio pequeño, pero donde cualquier cosa que sucede concita la atención de todo el mundo”, agregó el funcionario.
Los niños Eduardo y Lazarito cantaron “Cabalgando con Fidel”, la hermosa pieza escrita por el cantautor Raúl Torres en tributo al “Comandante en Jefe”, como lo reconoce el pueblo de la isla caribeña.
“Dicen que en la plaza en estos días se les ha visto cabalgar a Camilo y a Martí y delante de la caravana, lentamente, sin jinete, un caballo para ti, escribió el trovador Torres en esta balada estrenada el 28 de noviembre de 2016, tres días después del fallecimiento de Fidel Castro.
También fueron proyectados audiovisuales que recogen momentos significativos de la vida y obra del máximo líder de la Revolución, entre estas anécdotas de locales sobre la visita que realizara a la República Dominicana en 1998, recogidos estos últimos en un documental del periodista cubano Wilmer Rodríguez.
La admiración de Fidel Castro por República Dominicana estuvo presente antes y desde su participación en 1947 en la llamada Expedición de Cayo Confites, en la que fue uno de los cientos de jóvenes de América Latina dispuestos a luchar contra el dictador Trujillo.
Varios gobiernos de la región colaboraron en los planes revolucionarios. Cayo Confites es un territorio situado en la oriental provincia cubana de Camagüey, de donde partiría el llamado Ejército dominicano de Liberación.
El plan se frustró debido a la intervención del embajador de Estados Unidos en La Habana, Henry Norweb, quien presionó al presidente Ramón Grau San Martin para que abortara la conspiración militar.
Trujillo, aliado de la Casa Blanca, protestó y amenazó con bombardear La Habana si un solo expedicionario pisara su país.
Por eso, y porque conocía su historia, Fidel se sentía tan unido a esta tierra y a sus ideales revolucionarios. Quizás su visita le trajo recuerdos de los días en que Santo Domingo colmó sus ideales de justicia social y de sus compañeros en Cayo Confites, donde se entrenaron para iniciar la Revolución en este país.
Pasaron 51 años para que el jefe del gobierno cubano cumpliera su sueño de llegar a estas tierras. Entonces expresó: “No es nada lo que hayamos hecho por ustedes; es mucho lo que hemos hecho juntos, es mucho más lo que juntos debemos hacer en el futuro”.
Para el pueblo de Quisqueya su presencia en 1998 resultó un hecho de enorme trascendencia y para él de gran emotividad, pues, consideró, “esta es la tierra que más puede emocionar a un modesto corazón cubano”.
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