La expectativa fue abierta por declaraciones del ministro de Trabajo, Daniel Maurate, quien dijo que la decisión está en manos de la mandataria, que la anunciará antes de fin de año. Gremios patronales como la Sociedad de Industrias, la Asociación de Exportadores (ADEX), la Cámara de Comercio de Lima y la Cámara Nacional de Turismo (Canatur) reaccionaron negativamente a ese anuncio.
En un comunicado público, insistieron en la posición tradicional de negarse siempre a cualquier mejora del sueldo mínimo que deben pagar a sus trabajadores y, por tanto, no proponer ningún aumento en el espacio del Consejo Nacional de Trabajo que congrega a los los empresarios, las centrales sindicales y el Ministerio de Trabajo.
Cada vez que el salario mínimo mensual se ha incrementado, ha sido por demandas de los trabajadores y pese al invariable rechazo patronal a cualquier mejora.
El pronunciamiento patronal usa argumentos recurrentes, como sostener que otorgar un aumento debe ser una decisión técnica y no política, que no hay condiciones para una mejora y que generaría inflación ymayor informalidad.
Cita además un informe del Banco Central de Reserva (emisor), de orientación neoliberal y según el cual el salario mínimo está sobrestimado, pues debería ser de aproximadamente 726 soles (el dólar se cotiza en 3,77 soles) y no el fijado en abril de 2022 en 1,025 soles por mes.
Las negociaciones realizadas en los últimos meses en el Consejo Nacional del Trabajo culminaron sin acuerdo, pese a que la Confederación General de Trabajadores (CGTP), cedió en su demanda de aumento a 1,330 soles, aun cuando fue sustentado en el informe de un equipo de economistas, y la redujo a 305 soles.
El planteamiento fue hecho por el secretario general de la central obrera, Gerónimo López, quien criticó al ministro de Trabajo por reducir su propuesta de aumento de 120 a 105 soles.
Al no lograrse consenso, la CGTP exige que, como ha ocurrido en todos los incrementos, el Gobierno dirima y decrete el aumento.
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