Por Brian de la Vega
El Kopa es el mismo que obtuvo Kylian Mbappé Mbappé (2018), mientras sus compañeros de equipo Pedri (2021) y Gavi (2022), así como el madridista Jude Bellingham (2023) le antecedieron como ganadores de este doblete de lauros, en el caso del Golden Boy entregado por el diario italiano Tuttosport.
Aunque parezca prematuro, y el margen de error está implícito en el análisis, creo que ha nacido una estrella en la galaxia FC Barcelona-España.
La conquista del extremo azulgrana pasó de puntillas por los titulares de prensa, debido al escándalo desatado alrededor de Vinicius Jr., quien pudo haberse embolsado el Balón de Oro, pero no, y provocó un tsunami en el Real Madrid, que decidió eliminar del mapa la gala de France Football.
Pero la insólita e injustificada perreta del club blanco y su presidente Florentino Pérez no puede opacar en lo más mínimo el extraordinario crecimiento de Yamal, un niño de apenas 17 abriles capaz de cargar en sus hombros a un club en ruinas, hasta devolverlo a lo más alto.
Lamine es un jugón. Es de esos diferentes, en peligro de extinción. Su cualidad más potente yace en las entrañas mismas del balompié, la visión de juego, la cual unida a su capacidad de regate, pase entre líneas y desborde en profundidad lo convierten en un jugador único.
Marca, asiste, defiende, corre todo el tiempo. Disfruta igual cuando marca un gol que al recuperar un balón en zona defensiva.
Su poder de asociación y la calidad de sus pases, de todas formas y dimensiones, mejora a sus compañeros y acelera al equipo, sea el FC Barcelona o la selección nacional de España, con la que, por cierto, ya ganó una Euro y en la cual se erigió como el mejor jugador joven.
Amigas y amigos, Lamine Yamal Nasraoui Ebana nació el 13 de julio de 2007 en Esplugas de Llobregat, Cataluña, y repito, ¡tiene solo 17 años!
La historia de su precocidad está en otro nivel. Es el jugador más joven de todos los tiempos en debutar y anotar en la Liga de España, en la Eurocopa y en el clásico Barcelona-Real Madrid, y aunque parezca mentira, es titular indiscutible e insustituible tanto en el Barça como en la Roja.
Obviamente, como ha ocurrido con muchos otros, la estrella puede eclipsarse y quedar solo en promesa. Ejemplos hay por sacos. Sin embargo, Lamine tiene ángel y, sobre todo, responsabilidad, el deber de cargar con una entidad histórica y con un país de gran tradición.
Con el técnico Hansi Flick en la sala de máquinas —en la Roja tiene ahora mismo de entrenador a Luis de la Fuente—, Yamal tiene más espacios para explotar su talento. Cada día mejora un mundo y aún el margen de optimización técnica y táctica es gigantesco.
Si continúa enfocado y la salud lo acompaña, en un tiempo dejará de ser un niño y se convertirá en un monstruo singular, una bestia de competencia, y volverá a la gala de France Football, con la misma sonrisa, pero a recoger el premio gordo, el Balón de Oro.
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