El conglomerado norteamericano de tecnología y redes sociales, con sede en California, también es la empresa matriz de WhatsApp, Messenger Live y Threads, entre otros productos y servicios.
En su comunicado, la transnacional anunció que las restricciones entrarán en vigor de febrero de 2025 y obligarán a los anunciantes a verificar la información del beneficiario y el pagador, incluido su número de licencia de servicios financieros australianos.
Dicha autorización será verificada por la Comisión Australiana de Inversiones y Valores, a sabiendas del incremento aquí de las estafas digitales con la manipulación de datos hasta de influyentes personas.
“La introducción de la verificación de anunciantes financieros es un importante paso adicional para proteger a los australianos de estos sofisticados estafadores, que intentan hacerse pasar por instituciones financieras y anunciantes legítimos”, indicó el director general de Meta Australia y Nueva Zelanda, Will Easton, en el comunicado.
En 2022 la Comisión Australiana de Competencia y Consumo demandó a Meta por incurrir en conducta falsa, engañosa o fraudulenta al publicar anuncios de estafas en los que aparecían destacadas personalidades públicas australianas.
De acuerdo con datos oficiales, en 2023 las estafas de inversión denunciadas ese año ascendieron a unos mil 300 millones de dólares australianos (844 millones de dólares estadounidenses).
Análisis de la empresa norteamericana Entrust señalan que a escala global las falsificaciones digitales de documentos continúan en ascenso y cada cinco minutos hay al menos un intento de fraude por deepfake.
“Por primera vez, la falsificación de documentos digitales superó a las falsificaciones físicas como principal método de fraude en 2024, correspondiendo a las falsificaciones digitales el 57 por ciento del total, advirtió la entidad estadounidense que procesa millones de verificaciones de identidad en 195 países.
A juicio de Entrust Cybersecurity Institute, resulta especialmente preocupante la proliferación de ultrafalsos e identidades sintéticas hiperrealistas generadas por Inteligencia Artificial (IA).
El auge de las aplicaciones del reemplazo digital de rostros y las herramientas de IA generativa permiten a los estafadores lanzar ataques de fraude biométrico cada vez más creíbles.
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