Reportes de esas fuentes aseguran que el presidente Bashar al Assad abandonó el país con rumbo desconocido, a pesar de que horas antes la agencia noticiosa oficial SANA aseguró en un despacho que el mandatario permanece en esta capital y realiza sus funciones con normalidad.
Los mismos ponentes, consideradas dignos de crédito, afirman que los grupos armados tomaron la sede del Ministerio de Defensa y que los militares abandonan sus armas o las entregan para evitar derramamientos de sangre.
Asimismo la sede de la Radio Nacional está en manos de los adversarios del presidente al Assad y controlan las ciudades de Deraa y Quneitra, esta última un montón de escombros considerada por los sirios un museo al aire libre, testimonio de la crueldad del ejército israelí que la dinamitó antes de tener que retirarse tras la guerra del Ramadán en 1973.
Por su parte, los radicales del grupo islamista Hayat Tahrir al Shams (Organización para la Liberación del Levante, en árabe) aseguraron a través de un comunicado en Internet que sus unidades penetran en esta capital y avanzan hacia el centro.
Al cierre de este despacho, en la capital siria reina un estado de confusión por la cantidad de versiones que circulan y de temor ante la conducta que adopten los insurgentes de diversas tendencias si en verdad controlan esta urbe y el resto del país.
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