En un comunicado conjunto, alertaron que la continuación del conflicto es “un acontecimiento peligroso para el país y la seguridad” tanto del área como del resto del orbe.
Firmado por varios Estados árabes y los participantes del llamado proceso de Astaná, que impulsó el diálogo en Siria, el texto instó a buscar una solución política que conduzca al cese de las operaciones militares.
El fin de los combates debería ser un preludio para lanzar un proceso político inclusivo, subrayó.
La declaración llamó a proteger a “Siria del caos y el terrorismo, y preservar su unidad y soberanía”.
El documento fue emitido horas después de una reunión celebrada en la capital de Qatar, Doha, entre los cancilleres de Türkiye, Rusia e Irán, en un intento de encontrar una salida política y pacífica a la crisis.
La situación se deterioró en los últimos días tras una sorpresiva ofensiva de la alianza islamista, encabezada por Hayat Tahrir al Shams (Organización para la Liberación del Levante, en árabe), que controlaba gran parte de la norteña provincia de Idleb.
Los yihadistas tomaron desde entonces casi toda la llamada Siria útil, la región más rica económicamente y más poblada, excepto las provincias costeras de Latakia y Tartus.
En estos momentos están bajo su control las principales ciudades del país, incluida la capital Damasco, Alepo, Homs y Hama, aunque en oriente las urbes de Raqqa, Hasakah y Deir Ezzor están en manos de las fuerzas kurdas.
Mientras, Latakia y Tartus aún permanecen controladas por las unidades progubernamentales y se desconoce el paradero del presidente Bashar Al Assad.
En las redes sociales ya comenzaron a circular videos sobre ataques y amenazas de los radicales contra miembros de las minorías, entre ellos cristianos, chiitas y alauitas, en un país conocido por su tolerancia.
Más de medio millón de personas murieron desde el inicio de la conflagración, en 2011.
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