“Les extendemos los brazos para abrazar la paz del mundo, para decir que las fronteras no existen, para decir que después de 60 años de guerra queremos lanzar un mensaje de paz mundial, y que la mejor manera de hacerlo es mediante este símbolo que es el Día de las Velitas”, aseguró la embajadora Elízabeth García.
En presencia de una amplia representación del cuerpo diplomático acreditado, empresarios, la comunidad de colombianos residentes en Bolivia y otros invitados que sumaron más de un centenar, García pronunció emocionadas palabras al despedir a la segunda secretaria-encargada de Asuntos Consulares, Dora Alexandra Carreño.
“Yo este año quiero encender la vela por una persona muy especial para mí, que entre otras cosas me provoca sentimientos encontrados, una gran alegría porque siento que va a abrirse al mundo de una manera muy bonita (…)”, expresó.
Añadió que también siente tristeza porque tras cumplir cuatro años de trabajo en Bolivia ve partir a la joven que, desde la responsabilidad de encargada de negocios, la recibió a su llegada y de la cual aprendió mucho por su formación como especialista de la carrera diplomática.
“También aprendió ella -añadió García-, que los pueblos indígenas tienen muchas cosas que mostrar al mundo, que los afrobolivianos son mucho más que la saya (ritmo y danza), que las mujeres tienen toda una carga distinta y toda una esperanza hermosa que mostrar al mundo”.
Respecto a la tradición colombiana, celebrada en la sede de la legación diplomática, explicó que consiste en encender una velita a manera de expresión de deseos personales y colectivos, y que en este año la embajadora también dedicó “a la paz del mundo que merecemos todas y todos”.
Significó García que este 2024 la embajada colombiana acogió a personas de todas las religiones, de todos los colores, y que de eso se trata: que la sede de la legación diplomática sea el símbolo vigente de que todos los seres humanos puedan vivir en paz.
“Que esta vela siga encendida por todas las personas que tienen derecho a seguir viviendo en paz”, concluyó la embajadora.
Por petición de la diplomática, el nuncio apostólico en Bolivia, Fermín Emilio Sosa, pronunció una oración consagrada a la Virgen de la Inmaculada Concepción, en la cual abogó porque predomine la paz en todo el planeta.
Como colofón de la velada, la agrupación venezolana-cubana Rey y su Tumbao fusionó a los presentes en una confraternización bailable a base de ritmos latinoamericanos y caribeños.
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