La mejora de las condiciones meteorológicas prevista para esta semana en esa parte del oeste del país podría ayudar a los bomberos en su lucha contra el siniestro, que comenzó la noche del lunes, y fue bautizado como Franklin.
Según los reportes, la Universidad Pepperdine, próxima a Malibú, canceló las clases y se estima que las llamas consumieron ya más de mil 110 hectáreas.
El Servicio Meteorológico Nacional informó anoche que ya pasaron los fuertes vientos de Santa Ana, con ráfagas que alcanzaron los 64 kilómetros/hora.
Las corrientes de Santa Ana son unos vientos catabáticos (que caen en picada desde una zona elevada de la atmósfera hacia una zona más baja), extremadamente secos que aparecen de manera característica en la climatología del sur de California y norte de Baja California, procedentes de la Gran Cuenca y el desierto de Mojave.
Esas masas de aire secas y abrasadoras que soplan desde el interior en dirección a la costa hacen retroceder a la brisa húmeda del océano.
Aunque se espera una mejoría, los meteorólogos pronosticaron que los vientos en racha continuarán la mañana de este miércoles, especialmente en las montañas, y que la advertencia por incendios se mantiene.
Las imágenes en la televisión muestran gran parte de la devastación en Malibú, una comunidad de aproximadamente 10 mil habitantes en el extremo oeste de Los Ángeles. La cantante Cher, se cuenta entre los evacuados.
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