La norma pretendía recaudar 9,8 billones de pesos (unos dos mil 280 millones de dólares) y financiar así el déficit del presupuesto del próximo año que asciende a una cifra de 523 billones de pesos (cerca de 120 mil millones de dólares).
Entre otras cuestiones, planteaba una reducción del impuesto de renta a las utilidades del 35 al 30 por ciento para todas las empresas, y pretendía aliviar la carga de miles de hogares de la costa Caribe, ya que el Gobierno asumiría las cuentas pendientes por pagar de los estratos de menores ingresos por las facturas eléctricas acumuladas.
Por otra parte, establecía un mecanismo para que las empresas que hicieran inversiones en proyectos de energía renovable tuvieran una deducción del 50 por ciento del impuesto de renta por hasta 15 años, entre otros beneficios para impulsar la transición energética.
Desde el anuncio la iniciativa tuvo un panorama adverso en el Legislativo, pues sin disimulo el presidente del Senado, Efraín Cepeda, manifestó que se opondría.
Esta situación también fue advertida por el jefe de Estado cuando aseguró que desde el Congreso boicotearían cualquier iniciativa de beneficio popular, con tal garantizar el regreso a la derecha al poder.
“Los parlamentarios que siguen a Cepeda [Efraín], el presidente conservador del Senado, nos llevan de frente y con los ojos abiertos a la cesación de pagos. Pudiendo evitarlo, la oposición nos lleva al ‘default’, solo para ver si perdemos las elecciones del 2026. No les importa el bienestar de la gente”, había dicho previamente en su cuenta de X.
Luego, tras el hundimiento del proyecto, remarcó que la zancadilla del Congreso ocurre justo cuando después de que Colombia fuera calificada como la sexta mejor economía de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico durante 2024.
El ensañamiento contra el Gobierno resalta una vez que se conoce que a la administración de Juan Manuel Santos (2010-2018) le aprobaron cuatro proyectos tributarios y tres a la de Iván Duque (2018-2022), incluso cuando ese último dejó una inflación de dos dígitos y una deuda externa bruta de más del 60 por ciento del Producto Interno Bruto.
“Pero, a este gobierno, que tiene el desempleo en un dígito y la inflación en 5,2 por ciento, que ha sacado de la pobreza a un millón 600 mil de personas, que ha priorizado la inversión en agro y educación como ningún otro (…) le niegan una propuesta de Ley de Financiamiento sin discutirla”, lamentó a propósito el representante David Racero.
Colombia enfrenta una situación delicada con sus finanzas debido a proyecciones incorrectas en torno a la recaudación fiscal y también al incumplimiento de esos cobros.
En noviembre pasado, se informó sobre una reducción de gastos para 2024 por un monto que ronda los seis mil 500 millones de dólares, (5,6 por ciento del presupuesto anual).
Además, debido a los compromisos del gobierno anterior, en 2025 Colombia tendrá que destinar 112 billones de pesos (cerca de 25 mil 500 millones de dólares al cambio actual); lo que equivale al 21,5 por ciento del presupuesto nacional, para pagar la deuda pública.
Varios funcionarios, entre ellos el director del Departamento Nacional de Planeación, Alexander López, consideraron que la decisión obstaculizaría la reactivación económica, la generación de empleo y el crecimiento de la nación
“Es un golpe directo a la clase media y los sectores más pobres de Colombia en su intento por perjudicar a Petro”, declaró.
Por su parte, el mandatario de la nación anunció tras el hundimiento de la norma que su Gobierno hará cambios en las esferas tributarias del país.
“El cuadro político de las fuerzas gubernamentales debe readecuarse de acuerdo al comportamiento de dichas fuerzas en la votación por la ley de financiamiento”, afirmó.
También aseguró que la crisis presupuestal no la pagará el pueblo.
“El recorte no se hará de manera alguna sobre los programas centrales del gobierno del cambio. Quienes pensaban desfinanciar los programas centrales de la justicia social que ya ha sacado millones de personas de la pobreza y el hambre, fracasaron”, sentenció.
mem/ifs
