En su homilía en la Plaza de Austerlitz ante más de ocho mil fieles, el santo padre mencionó las consecuencias en ciertos países de la pobreza, los conflictos, la corrupción y la violencia.
Francisco abogó por un compromiso con la paz y la justicia, un llamado que repitió en actividades previas durante su visita apostólica a Córcega, donde pidió una vida pacífica en el Medio Oriente, Ucrania y Rusia.
El sumo pontífice también abordó las consecuencias del consumismo, al que consideró provocador de angustias y de la pérdida de la alegría del alma.
Una sociedad que viva basada en el consumismo jamás resultará satisfecha, dijo el papa, quien habló en francés para comenzar la misa.
A propósito de la cercana celebración de la Navidad, el 25 de diciembre, convocó a los fieles a prepararse para la misma con el corazón, en una espera alegre.
Durante su estancia en Ajaccio, Francisco ha dedicado mensajes a los niños y los jóvenes, en un ambiente de júbilo y de amplia acogida popular.
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