El mandatario llegó en la mañana a Mamoudzou, la capital del archipiélago del Océano Índico, donde en su encuentro con mayotenses constató no solo la magnitud de la tragedia, también el malestar de una población golpeada por la miseria, al punto de que antes del azote del meteoro, la colectividad clasificaba como la más pobre de Francia.
Algunos reclamaron al jefe de Estado alimentos y agua, mientras otros denunciaron las condiciones locales y lo acusaron de “contar historias”.
Lo que ustedes viven desde hace seis días es insoportable, pero yo no soy el ciclón, no soy responsable, se defendió Macron, quien permanecerá hasta mañana en el territorio situado entre Madagascar y las costas de Mozambique.
Durante su estancia, el presidente prometió que para el domingo, el agua y los alimentos llegarán a todas las comunidades.
Asimismo, ofreció trabajar con el Ministerio de Ultramar para establecer una ley especial destinada a la recuperación de Mayotte.
Supimos organizar unos Juegos Olímpicos y reconstruir la catedral de Notre-Dame, por tanto, sabremos también reconstruir Mayotte, dijo.
Chido dejó una destrucción sin precedentes en el archipiélago, donde de momento la cifra oficial de víctimas fatales supera la treintena, pero estimados de autoridades locales estiman los fallecidos en cientos e incluso en miles.
Al respecto, el mandatario admitió que el costo humano de la tragedia será elevado y decretó el 23 de diciembre duelo nacional en homenaje a las víctimas.
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