La reciente investigación elaborada por el Programa Mundial de Alimentos, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia y su Organización para la Agricultura y la Alimentación prevé que la cifra aumente a 52,7 millones a mediados de 2025.
De acuerdo con el informe, 3,4 millones de personas podrían enfrentar niveles de hambre de emergencia, o fase cuatro de un máximo de cinco, en el Índice de Clasificación Integrada de inseguridad alimentaria de las Naciones Unidas.
Entre otras causas, el documento considera crítico el impacto de conflictos, los desplazamientos, la inestabilidad económica y las graves perturbaciones climáticas.
Como resultado, países como Nigeria, Camerún y Chad encabezan la lista de los más afectados, mientras que poblaciones como los niños se ven significativamente afectadas.
Solamente en el actual año, el reporte estima que 16,3 millones de menores sufrirán desnutrición aguda, incluidos cinco millones en su forma grave.
Según el informe, la situación subraya la necesidad urgente de una mayor acción humanitaria y soluciones a largo plazo que aborden eficazmente la crisis alimentaria que afecta al Sahel y la región del lago Chad.
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