Una nota de prensa divulgada aquí consideró alarmante además las restricciones al acceso humanitario mientras se expande la aguda inseguridad alimentaria.
El órgano reafirmó el compromiso de la comunidad internacional para seguir apoyando al pueblo de Haití al tiempo que reconoció la necesidad de crear condiciones de seguridad propicias para un proceso político inclusivo y elecciones libres y justas.
En ese sentido saludaron los esfuerzos para el despliegue de la Misión de Apoyo a la Seguridad y alentaron a acelerar su despliegue, y contribuciones voluntarias adicionales para su fortalecimiento.
El ente de 15 miembros rechazó las continuas actividades delictivas desestabilizadores de las pandillas armadas, lo que demanda mayores esfuerzos para proporcionar asistencia humanitaria a la población y apoyar a la Policía Nacional de Haití, agregó el texto.
El Consejo condenó en particular el creciente número de abusos cometidos contra niños en Haití, incluidos los que implican el asesinato y la mutilación, el reclutamiento y el uso, la violación y otras formas de violencia sexual y de género, en particular contra las niñas, los ataques a escuelas y hospitales, el secuestro y la denegación del acceso humanitario.
En ese sentido, la nota recordó la importancia de garantizar la protección de los menores e instaron a todos los actores, especialmente a las pandillas y redes criminales, a poner fin de inmediato y prevenir incidentes similares.
Al respecto, destacaron la necesidad de impedir el reclutamiento de niños y apoyar los programas de reintegración para proporcionar alternativas económicas y sociales a los jóvenes vulnerables.
Los miembros reiteraron su firme condena de la creciente violencia, las actividades delictivas, el desplazamiento masivo de personas y los abusos por los derechos humanos que socavan la paz, la estabilidad y la seguridad de Haití y la región.
En particular advirtieron por los hechos de secuestros, la violencia sexual y de género, en particular contra las mujeres y las niñas, la trata de personas y el contrabando de migrantes, los homicidios y los asesinatos ilegales por parte de bandas armadas y las redes criminales.
El máximo órgano para la paz del planeta reclamó el fin a la creciente violencia con graves consecuencias humanitarias, incluida la creciente inseguridad alimentaria aguda, y que se permita un acceso humanitario seguro, sostenido y sin obstáculos.
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