A escala global, los avances resultan dispares y continúan muy por debajo de los niveles necesarios para alcanzar el acceso universal al servicio para 2030, una meta de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), sustentaron los especialistas de la Agencia Internacional de la Energía (AEI).
El comentario es una publicación anual con datos provenientes de fuentes nacionales oficiales, empresas de servicios públicos y ventas de sistemas sin conexión a la red, entre otras fuentes, explicó la AIE mediante su sitio web.
Según la pesquisa, la cantidad de personas carentes de electricidad bajó en alrededor de 10 millones, al pasar de más de 760 millones en 2022 a menos de 750 millones en 2023, y las estimaciones para 2024 arrojaron un comportamiento similar al año precedente.
No obstante, las mejoras mundiales siguen estando muy por debajo de los niveles anteriores a 2020: entre 2015 y 2019, argumentaron, la población sin acceso disminuyó cada año en 80 millones como promedio.
La ralentización estuvo motivada en gran medida a que naciones como India e Indonesia lograron el acceso universal en el mismo período, pero no fue la única causa.
Además, los progresos relativos tuvieron lugar tras un período de estancamiento y retrocesos en la ampliación del acceso a la electricidad, en el cual el crecimiento de la población superó con creces a las nuevas conexiones en muchos Estados, sopesaron los analistas.
En alrededor del 80 por ciento de los países sin acceso universal, el avance actual es más lento que a finales de la década de 2010; es decir; las tasas de mejora están muy por debajo de lo necesario para alcanzar la meta del ODS 7.1 de acceso universal a la electricidad en 2030.
Para conseguir dicho propósito, sería preciso que la población sin acceso disminuya como media anual 10 veces más rápido que hoy, juzgaron los especialistas.
Las principales carencias, precisaron, están en el África subsahariana, donde vive el 80 por ciento de los habitantes sin acceso a la electricidad en el planeta.
De acuerdo el análisis, los países en desarrollo de Asia avanzaron mucho en la ampliación del servicio, con más de 500 millones de personas con acceso en la última década.
Sin embargo, en lo adelante el proceso podría ser más engorroso, pues se trata de llegar a comunidades y zonas remotas de difícil acceso, consideraron los representantes de la AIE, con sede en París, Francia.
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