La protesta comenzó desde la iglesia Al-Zaitun, sede de la Diócesis Greco-católica melquita, en el barrio de Bab Sharqui, y recorrió varias calles del antiguo Damasco.
Los participantes izaron dos cruces enormes y gritaron consignas que piden el respeto a las minorías, llaman a la unidad nacional y exigen castigo a los autores de los actos de violencia contra símbolos religiosos.
Uno de los manifestantes afirmó a Prensa Latina que el objetivo es impedir que pase algo semejante a la quema intencional del árbol y habló de amenazas contra los cristianos en la localidad histórica de Maloula, donde aún se habla el armeo, la lengua de Cristo, al norte de Damasco.
El domingo pasado, circuló en las redes sociales un video en el que se ven a unos hombres enmascarados prendiendo fuego al árbol en la plaza principal de Suquelbieh, una urbe en el centro de Siria de mayoría cristiana.
En la mañana siguiente verán el árbol completamente restaurado y se castigarán a los autores, dijo un armado de la autoridad actual a un grupo de manifestantes junto al árbol quemado.
Después de la caída del gobierno de Bashar Al-Assad el día ocho de este mes y la toma del poder de grupos islamistas encabezados por Hayet Tahrir Sham, se reportaron varios incidentes de violencia contra las minorías, en particular los musulmanes alawitas y los cristianos.
Además de robar y saquear una iglesia en Homs, se registró un ataque con armas de fuego contra la sede de la Arquidiócesis de Greco-ortodoxos en la provincia central de Hama y la destrucción de los cementerios de los cristianos en Mahrda.
Las nuevas autoridades en Siria aseguraron que tales crímenes son individuales y no representan su política ni su enfoque, que pretende preservar la unidad nacional.
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