Al analizar este aspecto, el presidente de la máxima institución financiera del país, Álvaro González, subrayó que se está regresando al crecimiento del siete a ocho por ciento, lo normal, pero señaló que no se pueden sentir orgullosos.
Lo que hay que hacer son dos cosas, una buscar que sean productivas, que no se vayan principalmente en construcción y consumo, lo cual es un trabajo de la nación, no meramente del Banguat, explicó.
Además, acotó, comprender que todas esas remesas, esas personas que se están yendo, generan falta de mano de obra en algunos sectores, por ejemplo choferes de transporte pesado, o en la caficultura, ya que buscan otras oportunidades.
González recomendó generar productividad, traer mayor inversión extranjera, también nacional para que no estén pensando en partir a Estados Unidos, sino que puedan tener mejores condiciones laborales en Guatemala.
El reto está en qué hacer para que esas remesas sean lucrativas, ya que ese exceso tiene actualmente un impacto en el tipo de cambio, remarcó la autoridad, citada por el diario local La Hora.
Datos del Banguat dan cuenta que la tierra del quetzal duplicó en cinco años, a partir de 2019, la cantidad de remesas recibidas, ese primero registró 10 mil 508,3 millones, mientras al finalizar este período anual ascendería a 21 mil 388.
El país ocupó la posición 11 de los mayores receptores de remesas en 2023, con la India a la cabeza, seguido por México, China, Filipinas, Francia, Pakistán, Egipto, Bangladesh, Nigeria, Alemania, según Global Economy.
En Centroamérica lleva la delantera y es el segundo de Latinoamérica, después de México, con República Dominicana en tercero y cuarto Colombia.
El crecimiento de este rubro (el primero para la economía chapina), advirtieron expertos, se dio a partir de 2020 debido al éxodo masivo por la pérdida de empleos durante la pandemia de la Covid-19.
Los factores económicos continúan impulsando las salidas irregulares hacia Estados Unidos, la demanda de trabajo migrante, así como la violencia, corrupción y discriminación.
Igualmente, el acceso inadecuado a los servicios básicos, la nutrición, el impacto del cambio climático y los desastres naturales.
El 59 por ciento de la población en Guatemala vive bajo el umbral de la pobreza y entre un 15 y 20 intenta sobrevivir en condiciones de pobreza extrema, advierten diferentes análisis.
Estadísticas de migración dieron cuenta que en Estados Unidos residen aproximadamente 2,8 millones de chapines, quienes conforman un 92,3 por ciento de los residentes en el extranjero.
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