No otorgaremos “un cheque en blanco” al nuevo régimen y juzgaremos a las autoridades de transición por sus actos, insistió en declaraciones a la cadena France Inter el diplomático, quien visitó recientemente el país levantino junto a la ministra alemana de Relaciones Exteriores, Annalena Baerbock.
Según Barrot, el reclamo actual a Damasco es que incluya a todas las comunidades en la construcción de la futura Siria.
Hace un mes, grupos rebeldes apoyados desde el exterior provocaron la caída de Al-Assad, quien huyó a Rusia, acontecimiento celebrado por Francia.
Se abre una esperanza, que es frágil, pero real, manifestó el canciller.
Barrot dijo sentir emoción al reabrir la embajada gala en Siria, cerrada en 2012 por lo que calificó de “represión con sangre de la revolución por el régimen criminal de Al-Assad”.
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