Este sábado el Consejo Nacional Electoral (CNE) completará la distribución de las papeletas y el material electoral para que mañana los ecuatorianos decidan su futuro entre dos modelos de gobierno diferentes.
Por un lado está la continuidad de Noboa, que propone una profundización del neoliberalismo, o el retorno del correísmo y sus políticas encaminadas a la justicia social de la mano de González.
Encuestadoras y analistas vaticinan un balotaje muy reñido que refleja una sociedad dividida entre el desgaste de un gobierno en crisis y los recuerdos de una década de Revolución Ciudadana, con sus logros y también críticas.
Como trasfondo del proceso electoral está la oleada de violencia, que ha dejado un saldo en lo que va de año más de mil 500 muertes violentas, y una delicada situación económica, donde predomina la inestabilidad del empleo informal, desigualdad social, poca inversión y desequilibrio de finanzas públicas.
Son múltiples las urgencias en esta nación andina y cada uno de los candidatos propone resolverlas de maneras distintas.
González afirma que reforzará el papel del Estado, con inversión pública para impulsar la economía y el desarrollo de diversos sectores, mientras el candidato a la reelección aplica una política neoliberal.
De hecho, ya Noboa negoció un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional que conlleva al aumento del Impuesto al Valor Agregado (IVA) del 12 al 15 por ciento, acordó en medio de críticas un tratado con Canadá para impulsar la minería, e intentó concesionar el campo petrolero Sacha, el yacimiento más productivo del país.
En cuanto a la seguridad existen también divergencias, aunque ambos apuestan por una mano dura contra el crimen organizado.
La tasa de homicidios pasó de seis por cada 100 mil habitantes en 2018 a 47 en 2023, y el año pasado bajó a 38, pero el inicio de 2025 ha sido el más sangriento desde que se tienen registros.
Si bien el actual gobernante apuesta por la presencia militar extranjera, con una reforma constitucional para permitir la instalación de bases foráneas, su contrincante insiste en fortalecer a la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas, aunque no descarta la cooperación internacional.
Más allá del resultado, quien sea electo para liderar Ecuador en el periodo 2025-2029 heredará una nación en emergencia tras años de gobiernos de derecha y entrega de soberanía a Estados Unidos, incluso con acuerdo militares firmados que le otorgan beneficios al personal del país norteño.
El proceso electoral de este 13 de abril se disputará voto a voto y tanto la Revolución Ciudadana como el movimiento político oficialista Acción Democrática Nacional (ADN) desplegarán 92 mil delegados para realizar el control del sufragio y evitar irregularidades.
arc/avr