Una avanzada de la columna depositará ofrendas florales junto a los bustos de José Martí y Serafín Sánchez, en el parque que lleva el nombre del paladín espirituano, preámbulo de su llegada en la mañana de este sábado a la villa de Sancti Spíritus.
En esta ciudad el líder histórico de la Revolución cubana Fidel Castro Ruz habló al pueblo desde la uno de los balcones de la actual biblioteca Rubén Martínez Villena.
El pueblo espirituano se dará cita en este histórico lugar para homenajear a los caravanistas que aún nos acompañan y escuchar nuevamente aquellas palabras que regalara para la eternidad Fidel a los hijos de esta tierra:
“No podía ser para mí, esta ciudad de Sancti Spíritus, una ciudad más en nuestro recorrido. Si las ciudades valen por lo que valen sus hijos, si las ciudades valen por lo que se han sacrificado en bien de la patria, si las ciudades valen por el espíritu y la moral de sus habitantes, por el fervor de sus hijos, por la fe y el entusiasmo con que se defiende una idea, Sancti Spíritus no podía ser una ciudad más”.
Alcibíades Aguilar, integrante de la caravana, recuerda cómo el 5 de enero de 1959 el pueblo espirituano abrió sus brazos a Fidel Castro y a los caravanistas al llegar a esta parte de Cuba, donde se combatió en Yaguajay y Villa Clara hasta el primero de enero.
En conversación con Prensa Latina Aguilar, quien vino desde Oriente en la victoriosa columna y reside en Sancti Spíritus, afirmó que fueron días donde los cubanos festejaron la victoria y a la vez la derrota de la tiranía que llenó de luto a miles de familias cubanas.
Fue un amanecer muy emotivo, al ver el parque colmado de personas gritando “¡Fidel, Fidel, Fidel!” y el entusiasmo que mostraban junto a nosotros, afirmó.
Aquellos momentos llevaron a que Fidel saliera a uno de los balcones del Progreso -entonces sociedad de la selecta clase local- y dedicar hermosas frases de elogio al pueblo.
Con apenas 20 años se incorporó a la lucha. Es de hablar pausado, humilde y servicial, nativo de Mayarí Arriba, municipio Segundo Frente, en la provincia de Santiago de Cuba.
La llegada de la caravana a los poblados era un acontecimiento de alegría desbordada, querían ver a los barbudos, buscaban la presencia del Fidel, fueron momentos de efervescencia y libertad, dijo.
Rememora: éramos unos muchachos con escopetas viejas pero con un deseo de ayudar a derrocar la tiranía, inspirados en las victorias que ya tenía Fidel en la Sierra Maestra.
Le emocionaba la alegría reinante en cada ciudad o poblado donde momentáneamente se detenía aquella gigantesca concentración de insurrectos vestidos de verde olivo con la insignia del Movimiento 26 de Julio en uno de sus brazos.
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