Su cadáver está siendo velado en el Salón de la Fama del estadio Palmar de Junco, donde fue exaltado por la huella que dejó a su paso por los campeonatos domésticos con las camisetas de su provincia y en torneos internacionales con el equipo Cuba.
Jugador pícaro, artífice de la llamada bola escondida, fue un veloz corredor considerado uno de los buenos estafadores de bases en Series Nacionales, y destacó por su tacto y ofensiva oportuna en los momentos tensos de los partidos.
Junto a Wilfredo Sánchez y Rigoberto Rosique formó el famoso trío de Mosqueteros, que a pesar del paso del tiempo sigue siendo recordado por los aficionados a ese deporte.
Debutó en Series Nacionales con solo 17 años en 1963 con el equipo Occidentales y luego actuó con Henequeneros, Centrales y Matanzas.
En 18 campañas promedió a la ofensiva para 293, conectó mil 142 indiscutibles, entre ellos 181 dobles, 17 triples y 45 cuadrangulares, además de impulsar 445 carreras y anotar 571.
Con el equipo nacional participó en 11 eventos internacionales y exhibió un average de bateo de 336.
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