Biden, con una victoria casi asegurada en la nominación de su partido de cara a las elecciones del próximo 5 de noviembre, pretende seducir a esa importante base en momentos en que los apoyos se resienten.
Justo el ciclo de primarias demócratas comienza por esa Carolina para concederle al estado una posición no solo privilegiada sino también ponerlo en calidad de termómetro del entusiasmo hacia Biden.
Hace unos días en un evento de campaña en Columbia, capital del estado, el actual ocupante de la mansión ejecutiva exclamó: «¡Ustedes son la razón por la que soy presidente!»
Hay que recordar que fue allí donde Biden logró revivir su candidatura en 2020 después de haber quedado en cuarto y quinto lugares en Iowa y New Hampshire, por donde arrancaron entonces las primarias.
Según datos demográficos de 2020, el 27 por ciento de la población de Carolina del Sur es afroamericana.
El presidente lidera allí la intención de voto con el 69 por ciento, una notablísima ventaja sobre sus dos rivales, el congresista de Minnesota, Dean Phillips, que cuenta con el cinco por ciento de apoyo, y la escritora de libros de autoayuda Marianne Williamson, que tiene el tres por ciento.
Según el sondeo de Emerson College de principios de enero, un 22 por ciento de los electores están indecisos.
La suerte está echada. Los colegios cierran a las 19:00, hora local, y se espera el triunfo de Biden, quien hace tres años se llevó el 92 por ciento del voto afroamericano a nivel nacional, mientras Donald Trump solo logró el ocho por ciento.
Sin embargo, la imagen del mandatario muestra señales de fisuras, especialmente entre hombres jóvenes de ese grupo poblacional.
Los republicanos expresarán sus preferencias en Carolina del Sur, en las primarias del 24 de febrero. Trump lleva las de ganar, pero las miradas están sobre Nikki Haley, exgobernadora del estado que se mantiene en lucha por la nominación.
Esa es una pelea cuesta arriba de Haley contra Trump el favorito del establishment del partido, pese a los 91 cargos penales y cuatro juicios que enfrenta.
El martes electoral de noviembre decidirá no solo al presidente que conducirá los destinos de la nación a partir del 20 de enero de 2025, sino también renovará parte del Congreso, o sea, los 435 escaños de la Cámara de Representantes y un tercio de los 100 del Senado. Además, habrá cambios en gobernaciones y en otros cargos estaduales y locales.
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