La población de la urbe, ubicada a mil 25 kilómetros al sur de esta capital, agotó las existencias de agua embotellada, por la que hubo conatos de riñas y en varios barrios fueron asaltados camiones cisternas, enviados a proveer en forma ordenada a diversas zonas de la ciudad.
El corte del servicio de agua potable se produjo sorpresivamente ayer, cuando las lluvias torrenciales en las montañas arrastraron rocas y tierra que convirtieron el río Chili, que abastece a la ciudad, en una corriente turbia que bloqueó las plantas de tratamiento y obligó a suspender su funcionamiento,
La empresa Servicio de Agua Potable de Arequipa (Sedapar), al no contar con suficientes camiones cisternas alquiló decenas de proveedores privados, que no pudieron llegar a las zonas periféricas porque eran asaltadas en el trayecto.
En la noche, Sedapar anunció que espera reanudar el servicio mañana al mediodía, pero los arequipeños se acostaron con la angustia por carecer del líquido vital.
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