Tras concluir la transmisión de la entrevista realizada al presidente ruso, Vladimir Putin, el comunicador se cuestionó en sus plataformas digitales cómo desde la Casa Blanca se habla de dejar que “el arsenal nuclear flote libre en espera de que suceda lo mejor”, manifestó.
“Vamos a deponer a Putin. Bueno, después, ¿qué pasa?”, preguntó, recordando las consecuencias de las intervenciones de Washington en países de Oriente Medio.
Al respecto, criticó cuando en Libia las autoridades estadounidenses depusieron y permitieron el asesinato de Muamar Gadafi, o lo sucedido en Iraq cuando llevaron a Saddam Hussein ante la justicia.
“Esos países se desmoronaron y nunca han sido reconstruidos de nuevo». Asimismo, recordó la situación en Afganistán, donde los talibanes fueron derrocados y luego volvieron al poder.
En ese sentido, manifestó que “nuestro historial de derrocar al líder, que es muy fácil de hacer, es irregular”.
«Las cosas no siempre mejoran. Y hacer eso a Rusia, la mayor masa continental del mundo con el mayor arsenal nuclear, estás drogado si crees que es una buena idea», enfatizó el líder de opinión.
La entrevista del comunicador estadounidense al mandatario ruso despertó desde su anuncio la polémica occidental.
El exprimer ministro belga y actual diputado del Parlamento Europeo, Guy Verhofstadt, afirmó previamente a Newsweek que la Unión Europea debería evaluar una «prohibición de viajes» contra Carlson por ir a Moscú y entrevistar al líder ruso.
Asimismo, varios representantes del ‘establishment’ de Estados Unidos instaron al encarcelamiento del periodista, acusándolo de traición, y aseguran que darle la palabra a Putin era innecesario para el mundo.
Por su parte, el portavoz presidencial, Dmitri Peskov, afirmó que, para Rusia, «es importante que el mayor número posible de personas en el mundo se familiaricen con la visión global y el punto de vista del jefe de Estado ruso».
Al anunciar el pasado martes su entrevista con Putin, Carlson afirmó que quería tener el diálogo para mostrar a los estadounidenses lo que sucede en Rusia y Ucrania.
Según sus palabras, la mayoría de la población norteamericana «no tiene ni idea» de por qué Moscú lanzó su operación militar y cuáles son sus objetivos. «Esto no es correcto. Los estadounidenses tienen derecho a saberlo todo sobre la guerra en la que están involucrados, y nosotros tenemos derecho a contárselo», remarcó.
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