A una pregunta sobre el tema en su conferencia de prensa matutina en el Palacio Nacional, el mandatario dijo que si esto de la austeridad se logra, aplica en todos los 31 estados y la Ciudad de México, nadie podrá ganar más que el presidente de la República, y tienen que ajustar las leyes y mandatos a la Constitución.
Dijo que si el paquete de 20 reformas se aprobará o no dependerá de los ciudadanos porque es en las dos cámaras del congreso donde se requiere mayoría calificada para hacerlo, es decir, si ganamos dos tercios de diputados y senadores se podrán hacer porque con mayoría simple de la mitad más uno no se puede, explicó.
Se pueden reformar leyes con mayoría simple, pero las que atañen a la Constitución tienen que ser aprobadas por las dos terceras partes de los legisladores de ambas cámaras.
Como ahora no tenemos mayoría calificada, las reformas que presentamos a la Constitución de 1917 –que ya perdió su espíritu y principios y no garantiza los derechos de la mayoría de los mexicanos-, no hemos podido hacerlo.
Lo que queremos es regresarle a la Carta Magna su esencia ya perdida, su carácter social y democrático desaparecido, su interés público olvidado a fin de que el interés general esté siempre por encima del personal, señaló.
Todavía falta que el pueblo decida en la elección de junio y por eso insisto en que hay que votar por la candidata, por la coalición de partidos y por el proyecto de la nación, y no solamente por la persona. Corrupción o anticorrupción, es el asunto, expresó.
No es un asunto fácil, admitió, es complejo, pero hay que intentarlo. Lo difícil cuando hay perseverancia y convicciones se logra. Lo imposible se intenta cambiar, pero hay que luchar por los cambios. Cuántos años de corrupción, clientelismo, despotismo, en los gobiernos anteriores, exclamó.
Asumió que su gobierno no ha podido terminar de limpiar de corrupción, falta mucho todavía. La corrupción, repitió, se abate de arriba para abajo, no al revés, porque es fabricada arriba. Por eso hemos avanzado, la barremos como las escaleras, y eso nos ha permitido tener un presupuesto que se puede usar completo porque no hay minorías privilegiadas.
Aclaró por enésima vez que el problema de México no era falta de presupuesto sino de presencia de una gran corrupción, y ahora hay una mejor distribución del ingreso, del presupuesto, más justa y productiva, y ya la gente no va a permitir un retroceso, y por eso estamos en la obligación de purificar la vida pública.
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