Hals es descrito por la institución como extraordinariamente productivo, innovador, entretenido y un poco tosco, cuyo estilo de pintura distintivo y libre se volvió tan influyente que es fácil olvidar que él fue su fundador.
Estarán a la vista alrededor de cincuenta de las mejores obras del maestro de Haarlem (de 200 pinturas conocidas), procedentes de las colecciones internacionales más importantes.
Por citar un ejemplo, el cuadro más célebre de este maestro, titulado El caballero que ríe (1624), regresa a los Países Bajos por primera vez en más de 150 años, procedente de la Colección Wallace de Londres, donde se exhibe desde 1870.
También el público podrá disfrutar de obras como Retrato de Catharina Hooft con su enfermera (1619-20) y Malle Babbe (1640); Grupo familiar en un paisaje (1646); Vendedor de frutas y verduras y Niño pescador (ambas de 1630); El laudista (1623).
En el estilo y la pintura de Hals, tanto si se trataba de majestuosos regentes, alegres músicos o niños sonrientes, los representó tan vívidamente, con su talento y audacia incomparables, que casi parece que respiren de verdad.
Tras las exposiciones monográficas dedicadas a Rembrandt (en 2015 y 2019) y Vermeer (en 2023), el Rijksmuseum invita ahora a su primera gran exposición dedicada a este trascendental artista.
Este puede describirse con razón como el precursor del impresionismo, cuyo estilo virtuoso influyó en sus compañeros artistas Gustave Courbet, Édouard Manet, James McNeil Whistler, Claude Monet, Max Liebermann, Vincent van Gogh, John Singer Sargent y otros.
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