viernes 8 de noviembre de 2024
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Arte con semillas (+Fotos)

Ciudad de Panamá, 17 feb (Prensa Latina) Los originarios de las poblaciones panameñas emberá y wounaan trasmiten a sus nuevas generaciones el tallado de piezas artesanales con la utilización de semillas de la palma de tagua (Phytelephasmacrocarpa).

El proceso es todo un todo un ritual, pues comienza con la recolección del material en la selva, para lo cual hacen largos recorridos.

Esas semillas, conocidas también como mármol o marfil vegetal, se encuentran en el suelo alrededor de la planta y se escogen las más secas. Luego se protegen en áreas especiales y comienza la deshidratación, etapa que puede demorar semanas y hasta meses, en dependencia de la humedad.

Cuando se termina la pieza, se pinta lo más natural posible, imitando la figura que se escogió, a partir de la imaginación del artesano.

Esta palmera de tallo corto, proveniente de las regiones de selva tropical, desde Panamá hasta Bolivia, tarda alrededor de 15 años para poder dar sus primeros frutos y la producción se mantiene continua con tres épocas de cosechas anuales.

Su gran fruto, llamado mococha, reúne otros más pequeños que contienen entre cuatro y nueve semillas y presentan un líquido blancuzco interno semejante al encontrado en el coco.Esto los hace una fuente ideal de alimentación para múltiples especies de la selva, e igualmente son comestibles para los seres humanos.

Cuando las semillas se dejan secar al sol por un espacio de tiempo prolongado, se endurecen y adquieren una apariencia similar al marfil animal; es por ello que se usan en sustitución de los colmillos de los elefantes.

Su empleo para diversas artesanías promueve la conservación de las especies en peligro de extinción.

Antiguamente se exportaban grandes cantidades a Estados Unidos y Europa para la confección de botones y joyas.

La industria sufrió cuando se popularizó el plástico durante la Segunda Guerra Mundial, material que sustituyó a la tagua, mas esta sigue siendo utilizada por diseñadores de moda europeos para avivar sus colecciones.

En Panamá, tradicionalmente, los hombres se encargan de hacer los tallados a mano y luego los pintan con jagua, una fruta de cáscara dura cuyo jugo torna la piel azul oscuro, y otros tintes naturales. Los artesanos logran plasmar perezosos, tortugas, tucanes, ranas, colibrís, águilas harpías, entre otros.

(Tomado de Orbe)

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