Fue en octubre de 1900 cuando llegó a Uruguay el primer automóvil; todavía no estaba asfaltada la principal arteria de Montevideo, la avenida 18 de Julio.
Era de la marca Delin, con un motor Bucher de un cilindro y fabricado en la ciudad belga de Lovaina en 1899. Solo sobreviven tres unidades de aquella hornada: en Uruguay, Irlanda y el Reino Unido.
Las crónicas de la época lo comparaban con una centella, aunque se movía a no más de 20 o 30 kilómetros por hora.Así describía una revista montevideana de 1900 la presencia del auto en las calles de la ciudad: “En estos días se le ha visto volar por la 18 de Julio, haciendo sonar su cornetín”. “Es un relámpago; pasa, y cuando se sale a la puerta ya no se le encuentra, no se le ve; está en la Unión, en Maroñas o en cualquier parte. (…) aseguramos que con él se le puede jugar una carrera al mismo ferrocarril”.
En esa época, era más un capricho de gente muy rica que otra cosa, pues no ofrecía mayor comodidad ni más velocidad que un carruaje o un tren.
El Delin es la pieza más emblemática del Museo y evoca a sus dueños originales, el matrimonio conformado por Alejo Rosell y Dolores Pereira, acaudalados filántropos que tenían su propio zoológico, por donde paseaban en su pequeño vehículo.
El auto de la pareja tiene registrado un viaje desde Montevideo a Villa Colón, para entonces una localidad con estancias de recreo, que devino más tarde barrio y municipio de la capital uruguaya.
Había en Uruguay más de un centenar de automóviles en 1906 y de ellos solamente sobrevivió el Delin, referente de un pasado en el que fue pionero entre carruajes, carretas y tranvías halados por caballos.
(Tomado de Orbe)