En ese texto, difundido este domingo, la organización reafirmó “el compromiso de avanzar en los diálogos con el Ejército de Liberación Nacional, y otros actores armados” y revalidó “la plena vigencia de la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz”, declarada durante su cumbre de La Habana en 2014.
Por otro lado, el documento recalcó «la necesidad de preservar a América Latina y el Caribe del flagelo de la guerra, la inestabilidad de los conflictos armados, las medidas de militarización y las carreras armamentistas».
Enfatizó en el respeto a «la prohibición de la amenaza o el uso de la fuerza», a «la integridad territorial y la no intervención en los asuntos internos de los Estados y la defensa de la soberanía».
Igualmente, saludó a la presidencia temporal de San Vicente y las Granadinas, y al rol de Brasil por propiciar la reunión entre los mandatarios de Guyana y Venezuela que permitió bajar las tensiones por la disputa del Esequibo.
Precisamente, esa última cuestión es considerada uno de los logros diplomáticos de la gestión sanvicentina, que cerró el viernes pasado con la octava cumbre del grupo y el traspaso del mando a Honduras.
La aspiración del reciente cónclave fue que deviniera en un espacio de diálogo donde se profundizara la integración política, económica, social y cultural, pero también se consolidaran los lazos solidarios y de cooperación entre las naciones de Latinoamérica y El Caribe.
Otra meta fue adoptar una declaración final que reflejara los intereses prioritarios de todos los miembros del bloque, incorporara pronunciamientos especiales sobre temas específicos y también plasmara la postura unificada respecto a los problemas que afectan la región.
Celac reunió antes a sus líderes durante la cita que la vio nacer en Caracas, Venezuela (2011) y sucesivamente en las cumbres de Santiago, Chile (2013); La Habana, Cuba (2014); Belén, Costa Rica (2015); Quito, Ecuador (2016); Punta Cana, República Dominicana (2017); Ciudad de México, México (2021) y Buenos Aires, Argentina (2023).
Se espera que bajo el timón de Honduras igualmente se reivindique el compromiso con la paz y la unidad dentro de la diversidad como la bandera en la ruta hacia la integración latinoamericana y caribeña.
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