Después de una reunión de más de cinco horas, que culminó este martes, el titular precisó que la iniciativa deberá ser validada por la Asamblea territorial de la isla mediterránea, una instancia controlada por los nacionalistas.
Si el proyecto supera esa fase, corresponderá al Parlamento bicameral pronunciarse, primero a la Asamblea Nacional y al Senado y después al Congreso en pleno, en el que se necesitarían tres quintas partes de los votos (555 diputados y senadores) para el visto bueno de la constitucionalización de la autonomía.
Según dijo Darmanin a la prensa, el acuerdo tuvo en cuenta las características propias de la isla, como su condición mediterránea e insular y su comunidad histórica, lingüística y cultural, “que han propiciado un vínculo singular con su tierra”.
El ministro del Interior subrayó que lo pactado de ninguna manera significa la existencia de dos categorías de ciudadanos franceses ni la noción de un pueblo corsa.
Durante una visita a Córcega en septiembre del año pasado, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, había propuesto una autonomía de la isla como salida constitucional a reclamos locales de más espacios e incluso de la independencia.
En un discurso ante la Asamblea territorial, en Ajaccio, el mandatario defendió la idea de “la entrada de Córcega en la Constitución (…), para que no sea ni contra el Estado ni sin el Estado”.
Macron expuso entonces que asumir el statu quo representaría un fracaso para todos en el territorio, el cual está en poder de Francia desde el Tratado de Versalles de 1768 con la entonces República de Génova, que lo gobernaba desde 1284.
A su juicio, la nueva e histórica etapa institucional permitiría anclar plenamente a Córcega en la República, bajo el reconocimiento de sus particularidades.
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