Recordar uno de los legados documentales más importantes dejados por el héroe es honrar su inconmensurable obra como periodista (e indudablemente en todas las áreas), pero su labor en esta que nos atañe significa evocar a uno de los articulistas, reporteros o columnistas más conocidos en la América Latina de ese entonces.
En el año 1892 vio la luz esta publicación en la urbe estadounidense y su último número fue el 522, con fecha 31 de diciembre de 1898.
Sin embargo, en esos seis años de intenso trabajo periodístico Martí dejó claro que a través de sus páginas era necesario impulsar el propósito del Partido Revolucionario Cubano (PRC) para alcanzar la total independencia de las islas de Cuba y Puerto Rico del dominio español y la lucha armada era la vía.
Como un connotado periodista en esa época, el Maestro ya tenía trabajos en importantes publicaciones como El Partido Liberal, de México, y La Nación, de Buenos Aires.
El crítico cubano José Antonio Portuondo apuntó en una ocasión que si a Martí le hubieran propuesto llenar uno de esos largos formularios de hoy en día y le pidieran especificar su profesión, hubiera marcado, «sin dudas», periodista.
«Porque esa fue, en definitiva, su más constante profesión (…) el trabajo de pan ganar (…) instrumento eficaz de su lucha revolucionaria y de formación ideológica. Y desde que comienza a darse a conocer, es como periodista», señaló Portuondo.
En cada etapa de su vida en la profesión, como los siguientes periodos posteriores a su muerte, todos coincidieron, y lo hacen actualmente, en que desde sus primeros artículos en «El Diablo Cojuelo» y «Patria Libre» -periódicos nacidos en enero de 1869- evidenció el vuelo de su pluma.
De los 28 tomos que constan sus obras completas, la mayoría está compuesta por sus trabajos extraídos de las columnas de periódicos y revistas.
No es desconocido que sus ideas principales las plasmó, bajo la euforia de las impresiones momentáneas y de cada lugar en los cuales estuvo como cronista (y demás géneros) en diversos países.
El intelectual encontró en esos medios el escenario más adecuado para reflejar la palpitación del día a día, pero fue Patria, el órgano del PRC, su obra cumbre dentro del periodismo.
La publicación apareció inicialmente un sábado -cuando se cumplan 134 años en 2026 nuevamente el almanaque marcará ese día de la semana- y quienes contribuyeron con la financiación para su apertura y sostenimiento fueron los tabaqueros de Tampa y Cayo Hueso, ademas de intelectuales cubanos y puertorriqueños residentes en Nueva York.
En una de sus páginas del primer ejemplar, Martí razonó en un artículo titulado «A nuestra prensa sobre el papel que le corresponde en la batalla por la independencia y la libertad» y en tal sentido escribió: «Nace este periódico, a la hora del peligro, para velar por la libertad, para contribuir a que sus fuerzas sean invencibles por la unión, y para evitar que el enemigo nos vuelva a vencer por nuestro desorden».
Tras la muerte de Martí, en el ejemplar de Patria correspondiente al 17 de junio de 1895 (número 166) apareció una nota de última hora: «Al entrar en prensa el presente número recibimos la cruel certidumbre de que ya no existe el Apóstol ejemplar, el maestro querido, el abnegado José Martí. Patria, reverente y atribulada, dedicará todo su número próximo a glorificar al patriota, a enaltecer al inmortal».
En efecto, el número correspondiente al 25 de junio dedicó Patria a Martí e intelectuales de gran valía que se hallaban entonces en Nueva York escribieron sus impresiones y recuerdos sobre la trascendental figura de la historia de Cuba y de América.
Para honrar la fecha de aparición de la importante publicación, desde los primeros años de la década del 90 del pasado siglo se celebra el 14 de marzo el Día de la Prensa Cubana.
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