La efeméride que fue instituida por la ONU en 1993 con el objetivo de crear conciencia sobre la importancia de este líquido esencial para la vida y la necesidad de crear políticas públicas destinadas a su protección.
Según el Grupo Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático, cerca de la mitad de la población mundial carece de agua al menos durante una parte del año y los desastres relacionados con este recurso predominan entre los eventos de los últimos 50 años.
Chile llega a esta fecha con un sombrío panorama y el Instituto Mundial de los Recursos advierte que el país podría quedarse sin agua potable para el año 2040.
En la región norteña de Coquimbo, por ejemplo, los embalses apenas tienen el seis por ciento de su capacidad.
Además, el portal UCHILE, de la Universidad de Chile, señala que este 2024 la nación sudamericana encabeza la crisis hídrica en América Latina como resultado de una gestión inadecuada, donde la demanda supera la disponibilidad, incluida la producción industrial y agropecuaria.
El estudio indica que el 49 por ciento del territorio nacional experimenta sequías y 58 comunas están en situación de escasez, no sólo respecto al consumo humano, sino también en la agricultura.
La académica de la Facultad de Ciencias Forestales de ese centro de altos estudios Pilar Barría añadió que hay un impacto agregado por la falta de acumulación en el suelo, en los glaciares y los afluentes, los cuales van disminuyendo paulatinamente.
El año pasado hubo mayores precipitaciones, indicó, pero fue durante períodos cortos y con alta intensidad, lo que no contribuye a recuperar almacenamientos, pues el líquido en lugar de filtrarse, más bien se escurre de forma rápida.
Respecto a las alternativas, los expertos coinciden en la necesidad de adecuar las leyes para priorizar el consumo humano y la agricultura, por encima de la industria extractiva mineral y la forestal.
En Chile esto ocurre exactamente al revés desde que en la Carta Magna de 1980 la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) consagró la propiedad privada de este recurso y un año después, en 1981, el Código de Aguas separó la tenencia de ésta del uso de la tierra.
Como consecuencia, ocurre la paradoja de que hay propietarios de agua que no tienen tierras y terratenientes sin ese líquido.
En 1998, además, comenzó el proceso de privatización de las empresas potabilizadoras, que hoy día tienen el monopolio de ese servicio en la mayor parte del país, recordaron analistas.
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