En un mundo donde las drogas ilícitas y los productos químicos son objeto de preocupación constante, ese hábito nocivo menos conocido pero igualmente grave acecha hogares y comunidades, a menudo subestimada y pasada por alto, a pesar de sus consecuencias devastadoras para la salud física y mental de quienes lo practican.
Los especialistas mencionan entre sus secuelas el impacto en el cerebro y el sistema nervioso por el contenido en el pegamento de sustancias químicas volátiles, como el tolueno, que tienen efectos tóxicos significativos cuando se inhalan.
Estos químicos pueden provocar daño cerebral irreversible, afectando la función cognitiva, la memoria y el comportamiento, además, puede generar mareos, confusión, alucinaciones y convulsiones, poniendo en peligro la vida del individuo.
Dicha práctica también puede generar problemas respiratorios y cardiovasculares graves, como dificultad para respirar, tos persistente y daño pulmonar, en tanto la exposición prolongada a los vapores de pegamentos puede inflamar las vías respiratorias y aumentar el riesgo de infecciones pulmonares y dañar el sistema cardiovascular.
A ello se suman secuelas devastadoras a corto y largo plazo como euforia, desorientación y pérdida de conciencia, y si el mal hábito es duradero aumenta el riesgo de daño cerebral permanente, trastornos del estado de ánimo y del sueño y problemas de coordinación motora.
Además, si se hace crónico puede llevar a una adicción física y psicológica, haciendo que sea difícil abandonarlo, incluso, cuando se reconocen los peligros.
De acuerdo con el estudio publicado por Amazings los adolescentes y jóvenes son especialmente vulnerables a los peligros de aspirar pegamento, ya que a menudo experimentan con esas sustancias para buscar emociones fuertes o escapar de problemas personales.
La prevención y la concienciación son fundamentales para abordar el problema, para ello es importante educar a la comunidad sobre los riesgos asociados a esta práctica y proporcionar información sobre los signos de abuso de tales sustancias, en lo cual son decisivos la familia, educadores y profesionales de la salud.
mem/crc