El 1 de marzo, el mandatario comunicó el fin de ese medio de prensa, arremetió contra las instituciones de ese tipo y quienes se pronuncian en su contra.
Tres días después, fue desactivada la página web de la agencia y la Policía colocó vallas en los alrededores de sus sedes en esta capital.
Sus profesionales no pudieron ingresar más a los locales, recibieron licencias obligatorias y una propuesta de un supuesto retiro voluntario.
Desde entonces, realizan un acampe y varias iniciativas para reclamar su continuidad y resaltar su importancia.
En estos momentos, llevan a cabo una recolección de firmas como parte de la campaña Defendemos Télam y el derecho a la información, la cual presenta un proyecto de ley contra el cierre de ese medio.
Creada el 14 de abril de 1945 por decisión del entonces secretario de Trabajo y Previsión Social y después presidente argentino, Juan Domingo Perón (1895-1974), Télam tiene más de 700 empleados y es la única agencia nacional con una red de corresponsales en todas las provincias de este país.
“La decisión del Gobierno de clausurar sus instalaciones e interrumpir sus actividades pone en riesgo la soberanía informativa de Argentina y la provisión de contenidos para los medios de comunicación, que se están viendo impedidos de acceder a las noticias, artículos, crónicas, videos e infografías”, señala un texto en su portal alternativo.
Durante casi 45 días, sus trabajadores, organizados por el Sindicato de Prensa de Buenos Aires, dieron una ejemplar lucha de resistencia pacífica, con diversas acciones de visibilidad del conflicto y un acampe que mantienen las 24 horas en forma ininterrumpida desde el 4 de marzo, añade.
rgh/gas